Segurilatam 022

artículo técnico Ciberseguridad que está documentando la actividad ci- bernética de la guerra, ha identificado por el momento a 17 actores que apoyan al Kremlin (la mayoría de ellos estatales) y a 11 favorables a Ucraniana. Detrás de los ciberataques de Rusia se encuentran fundamentalmente varias unidades de tres agencias de inteligen- cia de sus Fuerzas Armadas: el Dirección General de Inteligencia (GRU, por sus siglas en ruso), el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y el Servicio de Inteli- gencia Exterior (SVR). Una de las más activas es la Unidad 74455 del GRU, conocida también como Sandworm, que ha llevado ataques como CaddyWiper o Industroyer2. Otras unidades son 26165 (conocida como APT28), Nobelium, DEV- 0586 o Turla. Entre los colectivos ajenos a la estruc- tura del Kremlin más activos está KillNet, un grupo creado un mes antes de la invasión que está involucrado principal- mente en ataques DDoS contra Ucrania, según el CyberPeace Institute. En frente tienen a un “ciberejército” menos poderoso, pero con suficientes apoyos y capacidad de resiliencia como para resistir el embate ruso. Poco des- pués de comenzar la guerra, los países aliados de Ucrania, así como empresas tecnológicas, han apoyado al país en sus acciones en el ciberespacio aportándole inteligencia y recursos para hacer frente a los ataques prorrusos. Uno de los paradigmas de esta guerra en el ámbito cibernético es la llamada a filas que realizó el viceprimer ministro y ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mykhailo Fedorov. El político solicitó a través de Twitter a voluntarios para unirse al “Ejército de TI”, un grupo creado para repeler los ciberataques y la desinformación, así como para ata- car la infraestructura rusa. Las estima- ciones sobre el número de personas que se han adherido a este colectivo varía entre las decenas de miles y los cientos de miles. Ucrania cuenta con el GURMO (De- partamento principal de inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania), como principal unidad estatal de acción en el ciberespacio. En paralelo, miles de voluntarios de diversas nacionalidades han manifestado su apoyo a Ucrania en esta guerra, entre los que se encuentran colectivos como Anonymus o el NB65. La participación de estas legiones de voluntarios que llevan a cabo ciberata- ques por iniciativa propia genera una importante disyuntiva legal, pues su legi- timidad está sujeta a duda, con el agra- vante de la opacidad y el anonimato que proporciona la Red. Parte de la guerra moderna La guerra en Ucrania es quizás el primer conflicto en el que las operaciones en la Red han tenido cierto papel estratégico. Aunque el daño de los ciberataques ru- sos ha sido limitado, surge la duda de si Rusia tiene una mayor capacidad que no ha utilizado hasta el momento. Y en ese caso, ¿por qué no lo ha hecho? La ciberguerra se enmarca hoy en el concepto de enfrentamiento híbrido, pero no puede diferenciarse de las otras dimensiones de batalla. Aún así, la con- tienda en Ucrania muestra su relevancia estratégica de acciones como el espio- naje, el sabotaje o la desestabilización del enemigo a través de la Red. Una vez finalice la agresión rusa sobre Ucrania, será momento de sacar conclu- siones más precisas, pero parece que la ciberarma capaz de cambiar el curso de un conflicto a golpe de teclado está aún lejos de la realidad. Al menos 17 actores vinculados a Rusia y 11 a Ucrania participan en el enfrentamiento en la Red Segundo cuatrimestre 2022 / 61

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