SEGURILATAM 008

Segundo cuatrimestre 2018 97 artículo técnico Opinión tión de la seguridad que, aunque con- siderada importante, no está debida- mente posicionada en la organización. Esto no habla mal del cargo ni de la alta dirección y no se trata de buscar culpa- bles. De lo que sí estoy seguro es de que existen oportunidades de mejora que pueden y deben ser identificadas para trabajar sobre ellas. A continuación, pre- sento algunas recomendaciones: Redefinir perfiles. Todos coinciden en que los diferentes aspectos que inciden en el desarrollo de la gestión de la seguridad están cam- biando permanentemente. La velocidad de ese cambio puede y va a variar de- pendiendo del entorno, la naturaleza de la organización, su ubicación, cultura, al- cance, etc. Dicho esto, no podemos asu- mir que el profesional de la seguridad puede ser plenamente eficiente con la misma carga de conocimientos. No es un secreto que, lamentable- mente, en América Latina aún existen casos en los que para ocupar un cargo es necesario ser egresado de un cuerpo policial o militar. Si bien es cierto que el haber tenido una favorable experien- cia en la seguridad y defensa públicas agrega un incuestionable valor, cada vez más deja de ser suficiente. Y no se trata sólo de exfuncionarios públicos, ya que dicha condición también se aplica a los titulares de otras profesiones. La realidad es que las habilidades du- ras son claves para las contrataciones, pero las habilidades blandas deficientes son causantes de una parte importante de los despidos o las renuncias. Cada cierto periodo de tiempo se debe hacer una revisión de las descripciones de los cargos y validar que los requerimientos plasmados siguen estando vigentes. Gerenciar proyectos. No se trata de que el responsable de la seguridad sea un experto certificado en la gerencia de proyectos, pero sí tiene que reconocer y manejar los concep- tos que le permitan gestionar con un buen nivel de asertividad ciertos de- talles clave de una propuesta. Cuando términos como avance, dueño, cliente o líder del proyecto le son ajenos, no va a sentirse en un ambiente cómodo y su desempeño puede verse comprome- tido. Si la complejidad es tal que se es- capa de sus conocimientos generales, entonces debe considerar la contrata- ción de un consultor o firma reconocida que participe en algunas o varias fases. Entramar la seguridad. Muy lejos está la idea de considerar la seguridad como tema de relevancia para una sola unidad de la organiza- ción. Si bien es cierto que existe un res- ponsable plenamente identificado, los resultados van a necesitar del compro- miso de todos, en especial de los líde- res. Por ejemplo, cuando existe un co- mité estratégico de la seguridad se lo- gra la participación multidisciplinaria que enriquece y aporta puntos de vista que, por error, algunas veces tienden a subestimarse. Por otra parte, en un equipo donde los miembros son escu- chados la probabilidad de lograr múlti- ples protagonistas potencia la gestión y facilita el alcance de los objetivos. Sentido de la oportunidad. Hace años participé en una actividad de capacitación de alto nivel donde se hacía especial énfasis en la elaboración de informes objetivos y breves dirigidos a presidentes de naciones. Uno de los ejercicios consistía en leer en un lapso de una semana tres bibliografías con un promedio de 80 páginas cada una y ge- nerar una sinopsis de un folio. En la ma- yoría de los casos, los miembros de la alta dirección no tienen tiempo o inte- rés para leer muchas páginas. Desean y necesitan un resumen ejecutivo breve donde, principalmente, se indiquen las bondades de la propuesta, los recursos necesarios, los lapsos de tiempo y las consideraciones clave para el futuro. Comunicación y términos. Vinculado al punto anterior, la brevedad también ha de relacionarse con la comu- nicación y los términos. Por una parte, el uso de un lenguaje sencillo favorece la posición que asuma el destinatario del informe o exposición. Recordemos que si bien es obligación del responsable de la seguridad conocer su materia, no se aplica lo mismo a la alta dirección. Un expositor centrado en los temas de re- levancia, seguro de sí mismo y provisto de los argumentos e indicadores de res- paldo tiene andado un largo trecho de camino hacia el éxito. Así pues, tanto la alta dirección como los responsables de la seguridad deben trabajar alineados como parte de un mismo equipo. La madurez con la que cada uno asuma sus posiciones les per- mitirá identificar a tiempo las desviacio- nes y abordarlas en conjunto. Hoy más que nunca, el liderazgo compartido es de uso obligatorio para una seguridad eficiente y bien posicionada.

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