Marlon Mike Toro-Álvarez ciberpensador de Honor del Tanque de Ciberpensamiento y Auditoría Forense (TCP-IP)
Marlon Mike Toro-Álvarez Enlace para Latinoamérica Centro para la Ciberseguridad e Investigación del Cibercrimen (Center for CIC)

Bad bots, inteligencia líquida y ciberdefensa en Colombia

El teniente coronel Marlon Mike Toro-Álvarez, enlace para Latinoamérica del Centro para la Ciberseguridad e Investigación del Cibercrimen (Center for CIC), dedica su artículo técnico a los robots de código malo.

un hombre sostiene un escudo de ciberseguridad sobre su mano

Para el autor, proteger los activos estratégicos y construir una confianza digital es primordial.

Según el Bad Bot Report 2021 sobre robots de código malo o bad bots, nuestra sociedad se enfrenta a un nuevo panorama en el escenario de la ciberseguridad. Y las naciones, como en una carrera contrarreloj, deben ajustar su marcha y no perder el rumbo hacia la meta. Más allá de las discusiones académicas sobre la diferencia entre ciberseguridad nacional o ciberdefensa, la necesidad es imperante y una sola: proteger los activos estratégicos y construir una confianza digital entre los ciberciudadanos con una capacidad de respuesta acorde a las amenazas percibidas.

Esta ecuación de dos factores resulta fácil de definir, pero muy difícil de operacionalizar. El primer factor se enfrenta a un enemigo volátil y de múltiples caras. Algunos de ellos casi imperceptibles. Según Bad Bot Report, desde el año 2018 la interacción en línea por parte de los seres humanos ha entrado en una constante disminución. Pero no ha pasado lo mismo con el tráfico en red automatizado. Nos encontramos en una realidad en la cual más del 63% de los datos que viajan en Internet son rastreados por segmentos de código automatizado, es decir, bots.

Pequeños intrusos

Algunos de estos bots asisten al usuario en su experiencia en red, al facilitar retornar a un momento dentro de un vídeo, o al ayudar a cargar la última página vista. Pero hay otros, los bad bots, que capturan información privada, detectan los sitios visitados por el internauta, se enfocan en los servicios de comercio en línea y ventanas de inicio de sesión mientras perfilan el comportamiento de consumo del ciberusuario.

Estos pequeños intrusos son capaces de evadir las barreras de infiltración programadas por los arquitectos de red y hasta por los mismos proveedores del servicio de Internet y de telefonía. De hecho, este último segmento es el más atacado, representando un 45,7% de tráfico de bots maliciosos. Con esta amenaza escudriñándose en nuestra infraestructura tecnológica y con una capacidad persistente de escuchar nuestra interacción en línea, el diseño de contramedidas representa un desafío de proporciones infinitas.

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Si deseas leer el artículo completo de Marlon Mike Toro-Álvarez, enlace para Latinoamérica del Centro para la Ciberseguridad e Investigación del Cibercrimen (Center for CIC), lo encontrarás en el número 19 de Segurilatam.

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