Bernardo Valadés redactor jefe de Segurilatam
Bernardo Valadés Redactor jefe Segurilatam

Guardia de seguridad privada: de héroe a villano

Tras el apuñalamiento sufrido por uno de ellos en Nueva York, Bernardo Valadés, redactor jefe de ‘Segurilatam’, reflexiona sobre el trato brindado a los guardias de seguridad privada durante la pandemia.

un guardia de seguridad privada toma la temperatura corporal a una cliente de un centro comercial

Un guardia de seguridad privada toma la temperatura corporal a la cliente de un centro comercial.

Como ha quedado de manifiesto en noticias, artículos técnicos y entrevistas publicadas en Segurilatam, los servicios de vigilancia y seguridad privada han sido considerados esenciales durante la pandemia en numerosas partes del mundo. Y América Latina no ha sido la excepción. En dicho contexto, la figura del guardia de seguridad privada ha sido ensalzada por profesionales del sector, usuarios de seguridad, ciudadanos y medios de comunicación especializados y generalistas.

Guardias de seguridad privada: héroes anónimos

En los momentos más difíciles de la crisis sanitaria, el guardia de seguridad privada ha sido un héroe anónimo. Un profesional que, al tiempo que se protegía de la COVID-19, contribuía a prevenir y detectar posibles casos de contagio, controlaba el ingreso de personas en espacios cerrados, velaba por el cumplimiento del distanciamiento social, etc.

Todo ello, en algunos casos, sin contar con productos ni equipos de protección personal apropiados. Además, el colectivo de vigilantes no siempre ha sido incluido entre los preferentes llegado el momento de elaborar un calendario de vacunación.

Apuñalamiento en Nueva York: un ejemplo más

A pesar de ese comportamiento heroico en pro de la ciudadanía, el guardia de seguridad privada sigue sin gozar del respeto de algunos individuos. El último ejemplo lo encontramos en una tienda de Apple en Nueva York. Al solicitar a un cliente que hiciera uso de la mascarilla, un vigilante fue apuñalado en el brazo izquierdo y la frente. Y hubo de ser hospitalizado en estado grave pero estable.

Por desgracia, responder de forma violenta a los requerimientos de los profesionales de la seguridad privada se ha convertido en algo demasiado habitual. En la mayoría de los casos, el motivo es el mismo: advertir que no se utiliza el tapabocas, un elemento de protección esencial en un escenario en el que, no lo olvidemos, se siguen registrando contagios, ingresos hospitalarios y fallecimientos debido a la COVID-19.

En la antesala de encuentros de seguridad importantes que tendrán lugar en Latinoamérica en la recta final del año, invito a sus conferencistas y panelistas a reflexionar sobre ello. No es de recibo que quienes han sido considerados héroes pasen a convertirse en villanos tan fácilmente.