México cuenta con la industria de la seguridad privada más grande de Latinoamérica. Así lo aseguró Luis Oswaldo Parada Prieto, representante del grupo económico Servisión, en la ponencia Visión de la seguridad privada en América Latina que impartió ante integrantes de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada (Amesp) presidida por Gabriel Bernal Gómez.
Principales industrias de seguridad privada en América Latina
Según esclareció Parada Prieto, México es la primera industria de seguridad privada en América Latina por delante de Brasil y Colombia. Además, aportó los datos que confirman dicho ranking:
- En México hay más de 4.400 empresas, de las cuales 2.700 cuentan con licencia federal, estatal o municipal. El sector emplea a más de un millón de personas de forma directa y representa el 1,3% del Producto Interno Bruto (PIB).
- Por su parte, en Brasil hay 2.500 empresas de seguridad privada que dan empleo a 500.000 trabajadores.
- En cuanto a Colombia, 420.000 personas laboran en una industria de la seguridad privada que destaca por sus niveles de capacitación y profesionalización.
Una industria en constante crecimiento en Latinoamérica
Doctor en Derecho, diplomático y especialista en seguridad, el colombiano Luis Oswaldo Parada Prieto destacó la importancia que tiene la seguridad privada en la economía de América Latina. Concretamente, en el siglo XXI ha crecido un 60%. Y argumentó que cuanto más crecen las naciones latinoamericanas, mayor es la demanda de servicios a las empresas del sector. De ahí que sea tan importante que su personal esté actualizado, capacitado y profesionalizado.
Desafíos del sector de la seguridad privada en la región
No obstante, en opinión del ponente, ese gran crecimiento se enfrenta a un gran problema: la falta de una legislación adecuada y la carencia de cámaras industriales que representen a la industria.
En el caso de México, destacó que la existencia de numerosos entes de control o autoridades fiscalizadoras, así como la cantidad excesiva de trámites, propicia la informalidad, unos costos de operación elevados, sobornos, inseguridad jurídica y competencia desleal. Por ello, juzgó fundamental que haya cámaras y gremios sólidos, unificados y cohesionados que contribuyan a la aprobación de leyes y estatutos que favorezcan el crecimiento del sector y persigan la ilegalidad.
Por último, comparó el momento que vive México en materia de seguridad con lo que sucedió en Colombia en los años 80 y 90 del siglo XX. Una situación delicada que el país pudo superar, entre otras medidas, gracias a la profesionalización de la seguridad privada.
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