Josué Díaz Agregado en MéxicoAdministración de Seguridad en el Transporte (TSA)

Josué Díaz (TSA): “Mi mayor logro en México ha sido establecer un acuerdo de seguridad con AFAC”

Josué Díaz agregado de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) en México

Josué Díaz, agregado de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) en México.

Perteneciente al Departamento de Seguridad Nacional desde 2003, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) es responsable de proteger los sistemas de transporte en Estados Unidos. Su agregado en México es Josué Díaz, quien, en declaraciones a ‘Segurilatam’, se congratula de haber establecido, de forma oficial, un acuerdo de Información Sensible de Seguridad (SSI, por sus siglas en inglés) con la Agencia Federal de la Aviación Civil (AFAC).

¿Cuándo se creó la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés)?

La Administración de Seguridad en el Transporte se creó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 con el objetivo de supervisar la seguridad de todo el sistema de transporte en Estados Unidos. Dicha administración pasó a formar parte del Departamento de Seguridad Nacional en marzo de 2003 y es la responsable de la seguridad de todos los modos de transporte. Su contribución al producto interno bruto (PIB) del país es del 8,6%. Y representa 12 millones de puestos de trabajo y 18 billones de dólares en valor anual de bienes transportados.

Actualmente, ¿cuáles son las principales funciones de la Administración de Seguridad en el Transporte?

La TSA se encarga de la supervisión regulatoria de la seguridad en la industria de la carga aérea, que mueve tres millones de toneladas en Estados Unidos diariamente y 12 millones de toneladas a nivel internacional.

Por su parte, el Servicio Federal de Air Marshal (FAMS, por sus siglas en inglés) asegura el sistema de transporte multimodal de la nación a través de un enfoque basado en riesgos e inteligencia. Los air marshals pueden desplegarse en respuesta directa a crisis globales, amenazas en evolución, desastres naturales, eventos de seguridad de importancia nacional y viajes presidenciales.

Además, la TSA examina a más de 750 millones de pasajeros cada año en más de 430 aeropuertos nacionales y 290 últimos puntos de salida del extranjero hacia Estados Unidos. De igual manera, brinda recomendaciones de seguridad a los miles de aeropuertos existentes en el país, aunque no los regula.

En lo relativo a las carreteras y operadores de transporte, la TSA desarrolla políticas de seguridad que afectan a 1,5 millones de empresas de camiones y 3.000 empresas de autocares. Asimismo, en materia de transporte masivo y ferrocarril de pasajeros, establece los estándares de seguridad nacional para el transporte público. En este sentido, hay más de 6.770 proveedores de tránsito local que realizan 10.700 millones de viajes de pasajeros al año. Y la TSA se asocia con los ferrocarriles de la nación para proteger el sistema ferroviario de carga, de 136.000 millas, para administrar el riesgo al identificar y mitigar las vulnerabilidades.

Por último, la Administración de Seguridad en el Transporte mejora la protección de 2,75 millones de oleoductos en cooperación con la industria para prevenir eventos terroristas catastróficos.

En su caso, ¿cuáles son los cometidos que tiene asignados en calidad de agregado de la TSA en México?

Como agregado de la TSA para México, mi mayor logro hasta la fecha ha sido establecer, de forma oficial, el acuerdo de Información Sensible de Seguridad (SSI, por sus siglas en inglés) con la Agencia Federal de la Aviación Civil (AFAC). Dicho acuerdo ha estado en proceso con AFAC por más de cinco años. Y al establecerlo, permitimos un flujo más fácil de información entre la TSA y AFAC. También sienta las bases para otros programas y acuerdos de seguridad en el transporte entre los dos países.

Desde el inicio de la pandemia, ¿qué acciones ha impulsado la TSA para reforzar la seguridad en el transporte?

La pandemia de COVID-19 fue una situación muy dinámica a la que la TSA tuvo que adaptarse desde el principio y durante los meses siguientes hasta la fecha. Desde la TSA se impulsaron estrategias como aumentar la distancia física, requerir el uso de equipos de protección personal, mejorar la limpieza de los puntos de control y minimizar el contacto. En lo referente a la distancia física, la TSA aconsejó una distancia de casi dos metros.

Igualmente, la TSA comenzó a utilizar barreras y señalización de acrílico. Y se instituyó un solo carril para las filas y la medición. En cuanto a los equipos de protección personal, nos aseguramos de que los inspectores de seguridad usaran guantes y máscara quirúrgica. Los respiradores N95 se pusieron a disposición para uso voluntario y se usaron protectores faciales para posiciones de contacto cercano. Del mismo modo, la TSA ofreció máscaras a los pasajeros. Y se hicieron cambios de guantes a un ritmo acelerado.

En el apartado de limpieza, se brindó una guía sobre cómo limpiar adecuadamente un punto de control, se identificaron las áreas prioritarias de alto contacto y se aseguró la limpieza de los equipos sensibles.

Por último, se actualizaron los procedimientos para reducir el contacto con los pasajeros durante los procedimientos de control y se utilizó tecnología de autenticación de credenciales (CAT, por sus siglas en inglés).