En materia de protección de infraestructuras críticas, es importante observar que vivimos en un mundo globalizado que se encuentra en constante cambio, en el que los sistemas digitales y físicos convergen, están conectados y comparten datos e información. Esto trae consigo nuevos retos de seguridad y, por lo tanto, requiere invertir mucho para su operación continua y protegida.
Contenido relacionado: La seguridad en aeropuertos debe ser unificada, advierte Genetec
Ataques cibernéticos: detonadores de riesgos
Hoy, los ataques cibernéticos son el recurso ideal para desestabilizar instituciones, dependencias e incluso gobiernos. Los ciberdelitos son los principales detonadores de estos riesgos existentes que, en la mayoría de los casos, son clasificados al mismo nivel del terrorismo.
Una cámara mal protegida, una comunicación sin cifrar entre un servidor y una aplicación cliente o un firmware desactualizado tienen el potencial de ser aprovechados por los ciberdelincuentes. Estar interconectados aumenta los riesgos de actividad cibernética delictiva.
Aunado a esto, con la reciente pandemia de COVID-19, las organizaciones y gobiernos de todo el mundo deben responder de manera proactiva a las amenazas cibernéticas. Por lo tanto, la resiliencia cibernética se ha convertido en una necesidad absoluta más que en una opción en el escenario actual y en la que el concepto de unificación de los sistemas de seguridad física se vuelve el elemento clave: monitoreo de video, control de accesos y reconocimiento de matrículas, con sistemas de gestión de evidencia, intrusión y gestión de decisiones, pueden ayudar a las organizaciones a fortalecer la protección de las infraestructuras críticas, fomentar un entorno de trabajo más seguro y adelantarse a los cambios normativos y, por qué no, a los ciberdelincuentes.
Protección de las infraestructuras críticas
Las organizaciones de infraestructura crítica deben alinear las redes físicas y de ciberseguridad para proteger sus negocios de las amenazas en evolución y cumplir con las nuevas regulaciones que los gobiernos y otros organismos están implementando para proteger la infraestructura crítica.
Asimismo, hoy más que nunca necesitan modernizar la tecnología de seguridad, actualizándola no solo para satisfacer las necesidades actuales y futuras, sino también para ir más allá de proteger a las personas y los activos al ayudar a simplificar el cumplimiento, aumentar la ciberseguridad, mejorar las operaciones y tomar ventaja de la información que los sistemas aportan. Es decir, capitalizar ese mayor conocimiento de sus operaciones que sus sistemas de seguridad les otorgan.
En una industria en constante evolución, y con una mayor conectividad de los sistemas a través de Internet, los dispositivos pueden encontrarse en niveles de vulnerabilidad que pueden convertirlos en una puerta de entrada a los datos e información confidencial de una organización.
Por esto, en la actualidad, los sistemas de seguridad en las infraestructuras críticas ya no pueden centrarse únicamente en las amenazas físicas. Las decisiones que se tomen hoy definirán su capacidad para enfrentar los desafíos del mañana. Y en una industria en transición, es más evidente.
Las soluciones para garantizar la protección de las infraestructuras críticas requieren abordar las necesidades actuales, pero también poder expandir sus capacidades con el tiempo para enfrentar nuevos desafíos.
